¡Muy buenas a todos!:
Antes de que se me olvide: muchas
gracias a todos los que nos acompañasteis ayer en la salida. Esta crónica va
por vosotros.
Os escribo estas letras desde el
asiento trasero del Peugeot C3, después de una siesta acurrucado en el espacio
que dejan los bultos. Vamos por Montluçon, a unos 1400 kilómetros de casa, y
esperamos llegar en unas horas a Alemania. María y Javi acaban de vetar mi
impresionante selección musical y han puesto en la radio una emisora que emite
una especie de canciones “acuáticas” en francés y creo que me va a tocar
aguantarme hasta que recupere un asiento en la fila delantera.
Básicamente, no hemos parado de
conducir. De momento vamos cumpliendo el horario (a tres turnos, jeje) y el
coche va perfecto. Javi nos llevó hasta Irún “de una sentada”, y sobre las 2:00
a.m. paramos en una gasolinera gigantesca llena de camiones aparcados. Después
de llenar el depósito y los dos bidones de gasolina para ahorrarnos unos euros
(en Francia la gasolina está a 1,65 €/litro), decidimos que había que vaciar
todo el coche y colocarlo todo de nuevo. Os dejo unas instantáneas del momento:
Cuando conseguimos meter todos los bártulos de
nuevo, entramos en la cafetería y empezamos a ver imágenes para el recuerdo: un
montón de camioneros, la mayoría portugueses, en la barra reponiendo líquidos a
base de jarras de cerveza, coñac, copas… María y yo nos contuvimos, pero Javi
se pidió un tubo de cerveza para aliviarse la envidia. Aquí os dejo unas fotos
que nos hicimos disimulando para que no se dieran cuenta de que ellos iban a
salir también:
Una curiosidad: la máquina de
tabaco de aquel lugar no dispensaba cajetillas sino cartones enteros, que para
eso son vascos.
Tras pagar nuestros refrigerios,
cuando íbamos a salir de la cafetería vimos un cesto grande lleno de panes en
el mostrador de la gasolinera y pensamos: ¡Mira qué bien, pan recién hecho!. No
nos lo pensamos dos veces y compramos una barra grande para hacernos unos
bocatas en el aparcamiento, y al ir a cortarlo nos dimos cuenta de que no era
recién hecho, sino que estaba allí para devolverlo o, como dijo María, para echárselo
a los perros. Otra curiosidad: en el aparcamiento había un magrebí con un Ford
Escort azul que se dedicaba a hacer de taxista de los camioneros borrachos y
les acercaba a unos locales con luces de colores en las fachadas que había por
allí cerca.
Finalmente, seguimos con nuestro
viaje. Esta vez Javi se sentó atrás y llegamos a Francia en unos minutos. Nos
costó un poco encontrar la carretera hacia Burdeos. Estábamos tranquilos porque
Javi llevaba el mapa de Francia en la mano y lo iba consultando, hasta que
oímos unos ruidos y vimos a Javi roncando arropado con el mapa de Francia todo
arrugado. Tuvimos que despertarlo para que lo soltara. No opuso ninguna
resistencia, nos lo dio y siguió durmiendo felizmente arrinconado por el
equipaje:
…Y de momento, esto es todo por
ahora. Hoy llegaremos a Alemania y mañana esperamos llegar a Pilsen, ya en la
República Checa, pero eso ya os lo contarán María o Javi, que supongo que les
apetecerá vengarse de lo que acabo de escribir de ellos, de mi música, de que
no paro nunca para que hagan sus necesidades… en definitiva, que seguro que me
la tienen guardada.
¡Un beso a todos!. Bueno no,
mejor a todas. A ellos un abrazo fuerte.
Jose.
BUENA CRONICA, yo pensaba que ibais a parar en pamplona jaja BUENA SUERTE AMIGOS. NEVO
ResponderEliminarNi sabia q saliais a dar un "paseito".tirando pal norte pa no tener calor.no?
ResponderEliminarJose....peugeot c3?juraria q el mio es citroen.cuidao con el viaje primos.un beso desde navalmoral.tere
Intentándolo de nuevo!
ResponderEliminarQué grandes.
Mucha suerte!
Os sigo.
Un abrazo.
Juan Montero