sábado, 25 de agosto de 2012

POLONIA

DÍA 9. POLONIA

Ya estoy en la Unión Europea, y eso se nota en todo.

No me han pedido perras en la frontera, he encontrado rápido un sitio para dormir, y he comido estupendamente.

Jose me recomienda encarecidamente que vaya a visitar Austwich. Aunque tenía ganas de continuar para llegar cuanto antes, al final decido ir a visitarlo.

Me dice Jose que a partir de las 15 horas, es gratis, pero que antes de las tres vale unos treinta euros.

Ya sabéis a qué hora voy a ir.

Austwich está a unos 25 kilómetros de Cracovia, y según el último cartel que vi anoche, Cracovia está a 215 kilómetros de donde estoy.

Así que hago tiempo hasta la una, para salir para allá, no sea que tenga que esperar mucho. Desayuno unos cereales, un café latte de a litro y pan con mantequilla. Ocho zlotis, dos euros. Casi desayuno otra vez.

Ha llovido otra vez esta noche, pero por la mañana está despejado. Sigo sin estrenar los limpias nuevos, y el coche no se limpia ni aunque pase el Katrina.


Polonia es precioso. Está lleno de pueblitos llenos de casas de madera en medio de un paisaje absolutamente verde.



Es precioso para alguien que vaya sin prisa. O en bici. Porque acaba un pueblo, y empieza otro. Todo el rato a 50 y 70 km/h. Lo de que acaba uno y empieza otro, es literal:



Y lleno de radares. La de millones que se ha gastao esta gente en radares. Pude ver unos cuatrocientos radares, en unos doscientos pueblos que había hasta Cracovia.

Que alguien me explique esta señal. Estaba en todos los pasos de peatones. ¿Significa "ojo, que puede pasar una niña con un super caramelo"? ¿Ojo con las niñas con objetos raros, son peligrosas?



La palabra Koniec estaba en todas las señales que avisan de un peligro. Debe ser lo que exclaman los polacos cuando se cruzan con un ciervo en la carretera, o les patina el coche.

Total, que llego a Austwich a las 17:30.


En Auswith II, Birkenau



Todavía tengo los pelos de punta. Os voy a dejar unas cuantas fotos. Es un sitio fundamental, me alegro de haber venido, aunque se me ha quedado el cuerpo un poco raro. Es increíble que todo esto haya pasado.












La libertad tan cerca...


El pelo que les rapaban a los presos

Las latas que contenían el gas


Zapatos de los presos ejecutados


Maletas. Nombre y número de presos.

Después de esta experiencia, vuelvo a la carretera. Hoy quiero estar en Alemania, así que pillo una pedazo de autovía, y paro en una gasolinera-parque-centro comercial a dormir.

Lleno el depósito de gasolina, y el bidón de 20 litros que había comprado en Ucrania. La gasolina subirá mucho en Alemania.







UCRANIA-POLONIA. Última frontera.

DÍA 8. (Continuación)

Después de dejar a los amigos Andreiy, continuo mi camino en solitario.

Voy a Krakovets´.


Llego sin problemas, y paro en una gasolinera antes de entrar en Polonia, para llenar el coche de gasolina antes de que suban los precios. Hice bien, la gasolina sube 20 céntimos nada más entrar en Polonia. Dónde quedarán aquellos 0,70 € el litro de Kazajistán, o el euro el litro de Rusia.

Allí gasto casi todas las grivnas que me quedan, igual que hice con los rublos en Rusia, o los tengues en Kazajstán, y hago acopio de botellas de agua, y de una botella de Mirinda de naranja, que tiré más adelante sin hacerle una foto. A mis compañeros Pepe y Manolo les habría gustado esta foto.

Me aparto un poco a fumar un cigarro, y veo esto:


Intuyo que es para apagar los cigarros, y no tirarlos al suelo, pero al ver que no hay ninguna colilla, pienso que a lo mejor está enterrado ahí un tal Nicok, amigo del de la gasolinera. Así que apago mi cigarro en el suelo, y lo tiro en una papelera. No quiero más problemas con los ucranianos.

Continúo:



Y llego a la frontera. La última frontera.

El primer control lo paso sin problemas. El hombre me da un papelito que tengo que entregar más adelante. En él pone la matrícula del coche, y la marca, Peugeot. Jejeje.

Llego al registro del coche, y cuando ve el cartón de Winston que le llevaba a Jose, exclama un sonoro OOOOOOOHHHHHH.

No sabéis cuánto acojona que un militar ucraniano te diga OOOOOOHHHHHHH.

Me dice que sólo se pueden pasar dos paquetes, 40 cigarros. Yo llevo, entre la guantera, la caja que llevo en los asientos de atrás, y el maletero, lo siguiente:

- 10 paquetes de Winston para Jose.
- 5 paquetes de Lucky para mí.
- 8 paquetes de Marlboro para mi madre. (Traía 10, pero me quedé sin tabaco antes de comprar el Lucky)

Pues igual que en la frontera anterior, pero en vez de narcotics, me dice en perfecto español "Contrabando".

Vienen otros tres tíos, uno de ellos, jovencillo, sabe algo de inglés.

Me piden 100 euros. ¡¡100 euros!! 

Éstos se han tomao unos vodkas antes de verme a mí. 100 euros. Les digo que no tengo dinero, y que se queden el tabaco. Uno, con una pinta de mafiosillo de frontera que no puede con ella, directamente  me dice que le dé los cuatro paquetes de Marlboro que llevo en la mano. Se los doy y se va. Qué mal me cayó el tío.

Ahora me toca pelear con los tres que quedan, los más jóvenes. Les digo que no quiero el tabaco, que no es ni para mí, así que los tiro en una papelera que había al lado. Mi siguiente pensamiento es sacar el cutter que llevo en el bolsillo, y romper todos los paquetes que había dejado en la papelera. No parece muy inteligente que por sacar un cutter me peguen tres tiros, así que me estoy quietito, que estoy más guapo.

Al final me dicen que me lo lleve todo, pero que lo oculte bien, que en la frontera polaca no miran mucho, y lo puedo pasar. No me fío ni un pelo, y les digo que no, que lo quedo en la papelera.

Al final paso con 5 de Lucky, dos en mis bolsillos, dos en la guantera, y uno que estaba abierto, en la puerta del conductor, y 4 Marlboro que había en la maleta, y que no habían visto.

Ahí queda Ucrania. Me llevo una sensación de mierda del país, por culpa de cuatro chanchulleros y corruptos policías y militares. Y me voy sin saber a qué velocidad se podía conducir. Ni siquiera los Andriys lo sabían. Y mira que pregunté, pero no entendían mis instrucciones:



En la frontera de Polonia no tengo problemas: 


Ya se ha hecho de noche con tanta espera, y tengo mucho sueño.

Paro en un hotelito chulísimo de carretera, a unos 50 kilómetros. Es la primera vez que voy a dormir en cama, y que voy a comer algo caliente, desde que salí. Así que me pego un homenaje en la cena (15 euros), y en el desayuno (¡¡¡2 euros!!!). La habitación me cuesta 120 zlotis, 30 euros, y por fin pillo wifi. Aquí hago la primera crónica.


Sopa de champiñones. Espectacular


Y a dormir.








viernes, 24 de agosto de 2012

DÍA 7 (continuación)

Muy buenas:

Ayer me olvidé deciros algo. Mientras buscaba mi salida de Saratov, hacia Borroñes, me encuentro con casi mi primer homicidio involuntario.

Saliendo de Saratov, un coche está aparcado en el arcén, en sentido contrario a mi marcha. De frente viene un coche, dándome las largas. Yo sigo mi camino, pero él sigue con las ráfagas. Me acuerdo de la película Leyenda Urbana + Mafia. Aún así, le respondo, y le pego un fogonazo.

Gracias a Dios, porque si no se lo doy, me como a dos que estaban cruzando la carretera, intuyo que hasta los ojos de Vodka. Pego el volantazo, y esquivo al primero de ellos. Vamos, que me toreó al estilo portugués.

Si no llego a dar las largas, estoy ahora mismo explicando cómo he atropellao a un tío. He visto mil zorros en mi camino, y he estado a punto de pillar a alguno, pero todos son mucho más listos que el tipo éste.

Continúo

Ayer Rusia me dio un buen atardecer:


Hoy me da un buen día. Está despejado, cosa rara en Rusia, donde una nube enorme es capaz de tapar dos mil kilómetros de cielo. Así que uno se despierta como de un humor distinto, y encima he podido lavarme un poco gracias a una manguera que había en la gasolinera. El pelo me ha quedado un poco moñas, pero por lo menos está limpio.








Objetivo Borroñes.

Borroñes se escribe de tal forma que no me sale ni en el Google translator.

Se escribe más o menos así Bohopex.

Cágate lorito, para encontrarlo. Acabo de darme cuenta de por qué acabé en Saratov. 

Borroñes, al este de Rusia, era Borroñes. Al centro era Barroñes, y ahora vuelve a ser Borroñes.

Así que se enfadan en cada zona si lo dices de la otra forma. Pero bueno, lo importante es que lo paso, y voy hacia Kursk.

Llego, no sin ayuda, a Kursk

Kursk se escribe Курск. y se pronuncia Kursk. Pues es la ciudad con la que más problemas he tenido para que me entendiesen. Así que, siendo precavido, lo he escrito en un folio, DIN-A4, Times New Roman

Yo: Hellow, please, to Kursk????
Ruso: Ehhhhnnnnn?
Yo: (le enseño el folio)
Ruso: Ah, Kursk, priama, priama.

Os juro que no sé qué falla en mi pronunciación.

Pero bueno, ya he llegado a Курск, y en nada estaré en Сумы. Сумы es Sume, según mi amigo del taller, ya en Ucrania.

Para llegar a Sume, he necesitado de tres descamisaos del mundo, más buena gente que ná, que me han hecho un mapa de 110 kilómetros en un cachito de papel. Lo han clavao, y he llegado sin problemas a la frontera con Ucrania.


Quiero pasar a Ucrania ya, y olvidarme de visados, de papeles del coche, y de itv´s falsas.

Llego a la frontera de Rusia. El tipo que me registra el coche es clavao al sargento de la teniente O´neill, bigotillo incluido. 

Me piden un papel que yo no tengo, y se empiezan a poner un poco nerviosos. He hablado un rato con el de la teniente O´neill, y ya le caigo bien, por lo que le dice al de la valla que me deje pasar.

Éste dice que no, y me enseña un papel que me recuerda mucho a uno que me enseñó Jose en su momento. Era uno que te daban en ruso, pero que Jose consiguió en inglés el año pasado. 

Desmontamos el coche, mi maleta la vaciamos, y al final estaba justo detrás de los papeles del coche. En la misma carpetilla. 

Aunque no les gusta nada que sea del año pasado, creo que al ser una frontera de salida, me dan el visto bueno.

La frase textual del jefe, una vez hablado con su otro jefe es: "Passport controlling, and fiiiiiuuuuu (silbido)"

Ufffff, lo conseguí.

Llego a la parte de la frontera. de Ucrania. Aquí estaba muy feliz. 



Pero no me esperaba el desenlace.

Cuando llego a la zona del registro del coche, el amigo Sergey, a partir de ahora, el Ucraniano que no desea encontrarse conmigo en España, encuentra algo en el coche.

En el maletero está la caja de las medicinas que llevábamos a Mongolia, para donar a la fundación. Son unas cuantas cajas de Ibuprofeno, pastillas para la tensión, etc.

Pues va el tío, y me dice: Ohhhhhhhhhh.

Y yo le digo: ¿Cómorrrrrrr?

No me gustó un pelo ese ohhhhhh. El tío se va, y al rato aparecen otros tres. Empiezan a abrir las cajas de ibuprofeno. El que parecía el entendido, me dice:

- Narcotics!!!!!!!!!!!!!!

No sabía dónde meterme. Le explico en inglés, en Español, y en mímica lo que son esas pastillas, y que van pa los children de Mongolia.

Le importa un huevo lo que le digo. Me pongo un poco nervioso. El narcotraficante Javi Navarro. Es que no suena ni bien.

El Ucraniano que no desea encontrarse conmigo en España llama por teléfono a un tío, y me lo pasa. Es un tal Sergio, que sabe español. Me dice que le han contado que tengo un problema, y que si quiero pasar con la caja, que les dé 20 o 30 euros, y así me evito problemas.

Sabiendo esto, uno se siente más seguro, así que, cuando colgamos Sergio y yo, saco la caja de medicinas y se la doy a Sergey, y le digo que no la quiero. Él la mete otra vez dentro del coche, y me dice que diez euros. Bueno, ahí podemos hablar.

Yo le digo que diez dólares, y él acepta. Así que paso con caja de narcotics incluida la frontera.

Ni que decir tiene que, dos kilómetros más allá, tiré la caja entera en un maizal. Espero que zampen maíz ibuprofanado, y tengan dolor de cabeza toda la vida.

Llegar a Sume no resulta fácil. Son unos cincuenta kilómetros de pueblillos sin ni una sola farola.

Son las 12 de la noche, y casi atropello a dieciocho personas, viandantes y ciclistas.

Antes hablé de los zorros y las personas. Estoy seguro de que si los zorros tuvieran manos, se pondrían chalecos reflectantes. Éstos no.

Al final me uno a una autovía, pero entre el sueño, y la falta de iluminación, y de líneas visibles, no veo ná, así que paro a dormir en la primera gasolinera que veo, a unos 150 km de Kiev. Kyiv.

DÍA 8. UCRANIA.

En la gasolinera veo unos precios muy buenos, y compro unos limpias, un bidón de 20 litros de gasolina de estos militares, y unas pinzas para el coche, que tiene algún cruce de cables que fastidia la batería.

En cuanto me incorporo a la autovía, esto es otra cosa. Se ven las líneas, y se puede ir rápido:


Compro un mapa, porque no me fío un pelo de mí, y tiro hacia Polonia.

Cómo se nota la Eurocopa. Aunque después de Kyev se acaba la autovía, es una buena carretera, así que adelanto mucho.

El problema es que hay un par de ciudades que en mi mapa se escriben con O, y en la carretera con E.

Uno de ellos es Pibhe. En el mapa viene como Pobho, así que, imaginaos mi mosqueo según me voy acercando.

Éste es uno de esos momentos en los que crees que Dios baja a echarte un cable. 

Paro en una gasolinera, y más o menos me entero, aunque no mucho. Cuando me voy a ir, recuerdo que no voy al baño desde hace unos cuantos días, así que salgo del coche de nuevo, y voy al servicio a echar un pis de cinco minutos. :)

Cuando salgo, vuelvo a preguntar a un motero. Quería estar seguro de la ruta, y un motero de BMW es un buen guía seguro. 

Mientras hablo con él, se acerca uno, y dice que dónde está el español.

Es un ucraniano que habla español mejor que yo. Me dice que su hermana trabaja en un pueblo de Albacete, en alguna empresa que trabaja o envasa champiñones.

Le cuento dónde voy, y me dice que le siga, que él va a Pibhe (Rivne), y que me deja en la carretera de la frontera.

Se llama Andriy, y su compañero también, aunque éste no sabe español. 

Van en una furgoneta Opel, que bien podía ser una Peugeot, por lo bien que anda. Vamos hasta Pibhe, yo en cuarta todo el camino para poder seguirle.

Me adelanta este bólido:


Aunque no se aprecie en la foto, cuando este coche frena, su tercera luz de freno hace como la del coche fantástico. Necesito ponerle una así a mi coche.

Os dejo una foto con los Andreiys, y me voy a dormir.

Mañana os cuento la entrada a Polonia, y el resto del viaje.

Un abrazo, ahí van:




















martes, 21 de agosto de 2012

The revenge of the Nafanchezteam

CRÓNICA DE LA VUELTA DEL PEUGEOT C3 A ESPAÑA

THE REVENGE OF THE NAFANCHEZTEAM



Buenas noches a todos.

Como hasta ahora no he podido acceder al blog, empezaré la crónica desde el jueves día 16 de agosto de 2012, haciendo un breve resumen de los días anteriores.

Como habéis podido ver en el blog, Jose tuvo que finalizar la aventura en Kazajstan, al haberse caducado su visado de salida del país por unas horas.

Volvió en avión, y tuvo que dejar allí el coche, concretamente en Astana.

Un año después, yo, Javi, el otro miembro del equipo, me he dado una vuelta por Kazajstan para recuperar el coche. 

Como viene siendo habitual en esta sociedad que hemos hecho Jose y yo, las cosas se hacen mal y tarde, así que me subí al avión a Astana, sin visado de Rusia (No me lo dieron en España al estar la ITV del coche caducada), y sin saber cómo estaría el Peugeot.

Llegué el día 12 de agosto, domingo, cogí un taxi pirata en el aeropuerto, y por 2.000 tengues, unos 10 euros, me llevó al hotel donde se quedó Jose, y donde se encargaron de guardar el coche durante este año.

Al día siguiente, lunes, fui a la embajada española, y me hicieron el papeleo para el visado, con la esperanza de que aquí la ITV no tuviera mucha importancia. La embajada rusa no abre hasta el miércoles. No pude ver el coche hasta el martes, así que hice un poco de turismo ese día. No pude ver el coche hasta el martes, así que hice un poco de turismo ese día.



El martes fui a por el coche, que estaba guardado en una nave, tras ver que no arrancaba, fui a comprar una batería nueva. Eso es todo lo que sé de mecánica. Y aun así arrancó. El coche daba tirones, y parpadeaba el chivato del motor, aparte de lo guarro que estaba. A día de hoy está bastante más guarro. Ahí va una imagen del momento:



Así que lo aparqué en el hotel, y a esperar al miércoles para ir a la embajada rusa.

Mucha tela lo de la embajada rusa. Puede haber unas doscientas personas esperando en la puerta, fuera del recinto, y los van llamando de dos en dos, para tramitar visados, pasaportes y demás. Está todo el mundo alrededor de la puerta, apelotonados, yo incluidos, esperando a entrar antes de que cierren a las 12:30.

Como es de esperar, me quedé sin entrar. Era el número 11 para hacer el visado, y entró hasta el 9. No pudo ser, a pesar de colarme en la embajada, aprovechando que salía uno, e insistirles todo lo que pude. Así que, desesperado, me fui al hotel, con la idea de buscar un avión de vuelta y darme por vencido, pues el siguiente día era el jueves.

Pero siempre hay un as en la manga, y Jose lo lleva siempre guardado, así que llamó al abogado que le ayudó en Kazajstan, y éste le dijo que conocía al cónsul ruso de Astana. Que le llamaría, y nos daría noticias.

Hablo yo con él, y me dice que vaya el jueves, y que les diga que el cónsul sabe de mi caso, y que me dejen entrar, que no tengo que esperar. Así lo hice, y entré a las 9:30. No hubo problemas con la ITV, así que dejé el pasaporte y los papeles, y a esperar a que me lo den por la tarde. Mientras, a andar un rato, y a por la primera comida caliente desde que estoy allí. Estoy de sandwich de embutido raro hasta el gorro.



















Esto es el jueves 16 de agosto. Aquí empieza el viaje.

CRÓNICA DÍAS 4º A 7º


DÍA 4

Ese mismo jueves, a las 17:30, tenía mi pasaporte con el visado de Rusia en regla, así que, a las 19 horas estaba zumbando para Rusia.

Lo primero que hice fue parar en una gasolinera a llenar el depósito. Es increíble lo barata que está la gasolina aquí. Unos 0,65 euros el litro. Aproveché y limpié el filtro del aire, a ver si dejaba de parpadear el testigo ése del motor. Este testigo:

Después de la limpieza del filtro, ya no parpadeaba. Ahora estaba siempre encendido. 

Aquí llevaba unos 20 kilómetros de viaje.

Pregunto por Kostanay, y todo el mundo me dice "Priama, priama".

Mi idea era coger la M36, que es la carretera principal, y dirigirme hasta Troitsk, Rusia, para pasar allí la frontera. Os voy a dejar una imagen de los primeros 50 kilómetros de la carretera principal. No es que tenga mal el pulso, son los baches, piedras, y demás, de la FUTURA M36:

Velocidad: 16 km/h

Después de esto, la carretera toma forma, y nos podemos ir fijando en el paisaje. Kazajstan es igual siempre. Puedes llevar 800 kilómetros, y parece que no te has movido. Igual siempre, extensísimo, pero es muy muy bonito viajar por él.


Mi idea de llegar a la frontera esa misma noche acaba a las 6 de la mañana. Conducía por puro instinto, y el sueño pudo conmigo, así que paré a dormir en una gasolinera a unos 150 kilómetros de la frontera con Rusia.

DÍA 5

Me despierto a las 8:30 de la mañana, y salgo corriendo hacia la frontera, para intentar evitar las largas colas que suponía que habría. Sobre las 10:30 estoy allí plantado, con dos coches delante de mí.

La verdad es que iba bastante nervioso. El coche llevaba allí un año y, viendo cómo son esta gente con las fechas, temía que no pudiera pasar con el coche. Ésta era mi cara camino de la frontera:


Tenía razones para estar preocupado. El militar de la frontera me pide los papeles de coche. Se los doy, pero el tío continúa diciéndome "mashina, mashina", dándole golpes al coche. Lo que me pedía era el papelito que te dan en la frontera cuando entras al país. Yo eso ya lo sabía, y había puesto el papel que le dieron a Jose el año pasado con el resto de la documentación.

Debe haber cambiado el modelo de papelito de entrada del año pasado a éste, porque no lo reconocía. Cuando le insisto con el talon, como lo llaman ellos, ve que la fecha era de 2011. Mosqueo al canto.

Al final, después de apartarme durante cinco minutos, me da otro papelito, más chico aún, y me dice que pase. Este papel se lo estaba dando a los kazajos que iban llegando, sin pedirles documentación ni ná, y sin rellenar.

Bueno, tras el control de pasaporte, paso sin problemas a la zona rusa. Vuelta a empezar. Pasaporte, papeles del coche, Dios, que no vean la itv..., charla con los militares de allí explicándoles lo del Rally, y venga, hacia Rusia. Así se me quedó el cuerpo cuando pasé la frontera:


DÍA 6

Entro en Rusia.

Rusia es horrible. Autovía en ruso se dice Utopía. Madre mía, qué desesperación.

Nada más llegar a Troitsk, a unos 30 minutos de la frontera, me paro en un taller a preguntar por la carretera   P360, que me llevaría hasta la M5, la carretera principal. Esta M5 se suponía que era una autovía que iba hasta Moscú. 

En el taller me atiende el jefe, un ruso enorme con voz de ruso enorme. Habla algo de inglés, así que, entre su poco de inglés, y mi poco de inglés, nos entendemos perfectamente. Me dice que él tiene un hermano y varios amigos en Kiev, y que va todos los años allí de visita. Le echa un vistazo a mi ruta, y me da una ruta alternativa. Ahora sí que estoy perdido. 

Mi ruta ahora es Ufá, Samara, Pienza, Tambov, Vorroñes, Kursk, Sume (Ucrania) y Kiev. 

Priama, priama.

Me ha cambiado todo a partir de Samara, incluso la frontera de entrada a Ucrania. Lo bueno es que pillo la M5 antes, y sin cambiar mucho de carretera. Ahí está el mapa que hicimos entre los dos.



En mi ruta, que es la de Google Maps, en vez de ir Penza, bajabas Samara hasta Saratov, y luego tenías que cambiar de carretera un montón de veces, con el riesgo de perderme. Así que decido hacerle caso, y tiro hacia la M5.

¿M5? Lo de esta carretera no tiene nombre. 


Bueno, creyendo que la carretería iba a mejorar, tiró hacia Ufá.

Odio los idiomas en los que escribes una cosa, y dices otra. Para no perderse. Así, como ejemplo, Ufá se escribe así:

Como para encontrarlo
De esta forma, Samara es Camapa, Pienza es Пенза, Kursk es Курск, Sumy (Sume) es Сумы, etc.

Os dejo el alfabeto (алфавит) que he creado en mi base de datos, por si os es útil alguna vez:


Hice noche en Ufá, en una gasolinera. Lo primero, al cuarto de baño: Aviso, no hay cuartos de baño, y si los hay, son así. Fosa séptica a reventar...



Decido dejar lo del baño para otro día. Me quedo a dormir en esta gasolinera.

DÍA 7

Me despierto a las 9, y tiro a Ufá..

Llegar a Ufá, y lo que le sigue, es toda una odisea.

Continúo por la gran recta M5 que atraviesa todo Rusia hacia Moscú. La carretera empeora por momentos. A todo lo anterior se suma el tráfico que, si ya era intenso, lo de ahora es brutal. Camiones y más camiones. Creo que todos los rusos de Rusia van ahora mismo por la M5.


Además, pasamos los Urales, con lo cual, cuestas y más cuestas. Empieza a llover, y mis ensuciaparabrisas no funcionan muy bien.

Aquí llueve por tramos. Cada dos o tres minutos parece que dejan caer desde el cielo un cubo gigante. No se ve ná con estos limpias.


Para los rusos lo de los camiones, la lluvia, las obras y las cuestas no les causan ningún problema. Aquí adelantan en línea continua, doble línea continua y, si les pones un muro en medio, también adelantan. Casi me afeita el coche uno que venía de frente adelantando por donde no debía.

Me paso un montón de kilómetros de 82 km/h, a 30, de 30 a 85, de 85 a 15, de 15 a 60, de 60 a 0.

Pa darme algo.

Al final todo se pega y adquieres las costumbres del lugar. Así que, en un tramo de obras, con buena visibilidad, todo hay que decirlo, adelanto a un camión con una señal de prohibido adelantar a un metro.

Muy bien, Javi, primera infracción, primer contacto con la policía rusa. Hay muuuuuucha policía en Rusia, pero hasta ahora no hubo problemas. Madre mía, y de los gordos. En España te crujen por eso.

Pues me para el policía y me dice que he adelantado en prohibido. Yo ya lo sabía, pero me hago el loco y le digo que no le entiendo.

Como no le entiendo, me hace meterme en el coche, donde esperaba su compañero. Me pide los papeles del coche, y me sigue hablando en ruso. Tienen dentro una cámara de vídeo, donde me reproducen mi maniobra. Un adelantamiento perfecto, a lo Fernando Alonso.

Le digo que no lo he visto, y cuando hablan ellos, sigo diciendo que no entiendo.

Y así hasta que me dice "dengue". Dengue es dinero. Le digo que no tengo, que credit card, no money. Al cabo de un rato me dice que si tenía cigarrettes. Ésa es la mía. Voy al coche, y les llevo uno de los 18 paquetes de Marlboro que había comprado en Astana, para los dos, claro. Compartir es vivir.

MULTA POR ADELANTAMIENTO INDEBIDO = 1 Marlboro kazajo  =  0,70€

Así que me voy más contento que unas castañuelas.

Sigo hacia adelante y paro a dormir antes de Ufá.

DÍA 8

Continúo.

Voy hacia Samara. La primera carretera que cojo es una autovía. Por fin. No dura mucho el trayecto de dos carriles, pero ya se va viendo que nos acercamos a Moscú.

Paso por Samara, cruzo el río y voy a Penza. Voy por aquí porque el del taller me dijo que eran mejores carreteras que las de Saratov. Me descojono.


Paro cerca de las 16 horas, con más hambre que ná. Veo un McDonald´s a la derecha, pero veo esto a la izquierda, humeando...

Evidentemente, ya sabéis dónde entré.




El chaval me preparó el mejor pincho moruno, con cebolla y salsa barbacoa, de la historia, envuelto en una especie de tortita. Espectacular. El chico es de Kazajstan, me cuenta, así que ya hay conversación, aunque no nos entendamos. Muy majo el tío.


Llego a Penza, me desvío hacia Tambov/Moscú. Ya es tarde, y me pierdo un poco, así que voy parando coches y preguntando cómo llegar a Borroñes. Busco la M6.

Cada uno me dice una cosa, así que decido parar en una gasolinera a dormir. Mañana preguntaré. 

DÍA 7.

Tengo que llegar hoy a Ucrania.

Vaya coña. La gasolinera en la que paré a dormir está justo en la M6. Aquí no se señalizan las carreteras, sólo ponen las ciudades.

¿Os acordáis de Saratov?

Era la ciudad hacia donde me dirigía mi ruta, y que me cambió el del taller en Troitsk.

Pues allí estoy. No sé cómo he llegado, pero ahí estoy. En Penza tenía que haber tirado recto al sur, pero he ido al sureste, haciendo una especie de triángulo Samara-Penza-Saratov. Estoy como tonto. ya decía yo que no había ningún cartel a Tambov. Me lo debí pasar.