sábado, 25 de agosto de 2012

UCRANIA-POLONIA. Última frontera.

DÍA 8. (Continuación)

Después de dejar a los amigos Andreiy, continuo mi camino en solitario.

Voy a Krakovets´.


Llego sin problemas, y paro en una gasolinera antes de entrar en Polonia, para llenar el coche de gasolina antes de que suban los precios. Hice bien, la gasolina sube 20 céntimos nada más entrar en Polonia. Dónde quedarán aquellos 0,70 € el litro de Kazajistán, o el euro el litro de Rusia.

Allí gasto casi todas las grivnas que me quedan, igual que hice con los rublos en Rusia, o los tengues en Kazajstán, y hago acopio de botellas de agua, y de una botella de Mirinda de naranja, que tiré más adelante sin hacerle una foto. A mis compañeros Pepe y Manolo les habría gustado esta foto.

Me aparto un poco a fumar un cigarro, y veo esto:


Intuyo que es para apagar los cigarros, y no tirarlos al suelo, pero al ver que no hay ninguna colilla, pienso que a lo mejor está enterrado ahí un tal Nicok, amigo del de la gasolinera. Así que apago mi cigarro en el suelo, y lo tiro en una papelera. No quiero más problemas con los ucranianos.

Continúo:



Y llego a la frontera. La última frontera.

El primer control lo paso sin problemas. El hombre me da un papelito que tengo que entregar más adelante. En él pone la matrícula del coche, y la marca, Peugeot. Jejeje.

Llego al registro del coche, y cuando ve el cartón de Winston que le llevaba a Jose, exclama un sonoro OOOOOOOHHHHHH.

No sabéis cuánto acojona que un militar ucraniano te diga OOOOOOHHHHHHH.

Me dice que sólo se pueden pasar dos paquetes, 40 cigarros. Yo llevo, entre la guantera, la caja que llevo en los asientos de atrás, y el maletero, lo siguiente:

- 10 paquetes de Winston para Jose.
- 5 paquetes de Lucky para mí.
- 8 paquetes de Marlboro para mi madre. (Traía 10, pero me quedé sin tabaco antes de comprar el Lucky)

Pues igual que en la frontera anterior, pero en vez de narcotics, me dice en perfecto español "Contrabando".

Vienen otros tres tíos, uno de ellos, jovencillo, sabe algo de inglés.

Me piden 100 euros. ¡¡100 euros!! 

Éstos se han tomao unos vodkas antes de verme a mí. 100 euros. Les digo que no tengo dinero, y que se queden el tabaco. Uno, con una pinta de mafiosillo de frontera que no puede con ella, directamente  me dice que le dé los cuatro paquetes de Marlboro que llevo en la mano. Se los doy y se va. Qué mal me cayó el tío.

Ahora me toca pelear con los tres que quedan, los más jóvenes. Les digo que no quiero el tabaco, que no es ni para mí, así que los tiro en una papelera que había al lado. Mi siguiente pensamiento es sacar el cutter que llevo en el bolsillo, y romper todos los paquetes que había dejado en la papelera. No parece muy inteligente que por sacar un cutter me peguen tres tiros, así que me estoy quietito, que estoy más guapo.

Al final me dicen que me lo lleve todo, pero que lo oculte bien, que en la frontera polaca no miran mucho, y lo puedo pasar. No me fío ni un pelo, y les digo que no, que lo quedo en la papelera.

Al final paso con 5 de Lucky, dos en mis bolsillos, dos en la guantera, y uno que estaba abierto, en la puerta del conductor, y 4 Marlboro que había en la maleta, y que no habían visto.

Ahí queda Ucrania. Me llevo una sensación de mierda del país, por culpa de cuatro chanchulleros y corruptos policías y militares. Y me voy sin saber a qué velocidad se podía conducir. Ni siquiera los Andriys lo sabían. Y mira que pregunté, pero no entendían mis instrucciones:



En la frontera de Polonia no tengo problemas: 


Ya se ha hecho de noche con tanta espera, y tengo mucho sueño.

Paro en un hotelito chulísimo de carretera, a unos 50 kilómetros. Es la primera vez que voy a dormir en cama, y que voy a comer algo caliente, desde que salí. Así que me pego un homenaje en la cena (15 euros), y en el desayuno (¡¡¡2 euros!!!). La habitación me cuesta 120 zlotis, 30 euros, y por fin pillo wifi. Aquí hago la primera crónica.


Sopa de champiñones. Espectacular


Y a dormir.








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