viernes, 24 de agosto de 2012

DÍA 7 (continuación)

Muy buenas:

Ayer me olvidé deciros algo. Mientras buscaba mi salida de Saratov, hacia Borroñes, me encuentro con casi mi primer homicidio involuntario.

Saliendo de Saratov, un coche está aparcado en el arcén, en sentido contrario a mi marcha. De frente viene un coche, dándome las largas. Yo sigo mi camino, pero él sigue con las ráfagas. Me acuerdo de la película Leyenda Urbana + Mafia. Aún así, le respondo, y le pego un fogonazo.

Gracias a Dios, porque si no se lo doy, me como a dos que estaban cruzando la carretera, intuyo que hasta los ojos de Vodka. Pego el volantazo, y esquivo al primero de ellos. Vamos, que me toreó al estilo portugués.

Si no llego a dar las largas, estoy ahora mismo explicando cómo he atropellao a un tío. He visto mil zorros en mi camino, y he estado a punto de pillar a alguno, pero todos son mucho más listos que el tipo éste.

Continúo

Ayer Rusia me dio un buen atardecer:


Hoy me da un buen día. Está despejado, cosa rara en Rusia, donde una nube enorme es capaz de tapar dos mil kilómetros de cielo. Así que uno se despierta como de un humor distinto, y encima he podido lavarme un poco gracias a una manguera que había en la gasolinera. El pelo me ha quedado un poco moñas, pero por lo menos está limpio.








Objetivo Borroñes.

Borroñes se escribe de tal forma que no me sale ni en el Google translator.

Se escribe más o menos así Bohopex.

Cágate lorito, para encontrarlo. Acabo de darme cuenta de por qué acabé en Saratov. 

Borroñes, al este de Rusia, era Borroñes. Al centro era Barroñes, y ahora vuelve a ser Borroñes.

Así que se enfadan en cada zona si lo dices de la otra forma. Pero bueno, lo importante es que lo paso, y voy hacia Kursk.

Llego, no sin ayuda, a Kursk

Kursk se escribe Курск. y se pronuncia Kursk. Pues es la ciudad con la que más problemas he tenido para que me entendiesen. Así que, siendo precavido, lo he escrito en un folio, DIN-A4, Times New Roman

Yo: Hellow, please, to Kursk????
Ruso: Ehhhhnnnnn?
Yo: (le enseño el folio)
Ruso: Ah, Kursk, priama, priama.

Os juro que no sé qué falla en mi pronunciación.

Pero bueno, ya he llegado a Курск, y en nada estaré en Сумы. Сумы es Sume, según mi amigo del taller, ya en Ucrania.

Para llegar a Sume, he necesitado de tres descamisaos del mundo, más buena gente que ná, que me han hecho un mapa de 110 kilómetros en un cachito de papel. Lo han clavao, y he llegado sin problemas a la frontera con Ucrania.


Quiero pasar a Ucrania ya, y olvidarme de visados, de papeles del coche, y de itv´s falsas.

Llego a la frontera de Rusia. El tipo que me registra el coche es clavao al sargento de la teniente O´neill, bigotillo incluido. 

Me piden un papel que yo no tengo, y se empiezan a poner un poco nerviosos. He hablado un rato con el de la teniente O´neill, y ya le caigo bien, por lo que le dice al de la valla que me deje pasar.

Éste dice que no, y me enseña un papel que me recuerda mucho a uno que me enseñó Jose en su momento. Era uno que te daban en ruso, pero que Jose consiguió en inglés el año pasado. 

Desmontamos el coche, mi maleta la vaciamos, y al final estaba justo detrás de los papeles del coche. En la misma carpetilla. 

Aunque no les gusta nada que sea del año pasado, creo que al ser una frontera de salida, me dan el visto bueno.

La frase textual del jefe, una vez hablado con su otro jefe es: "Passport controlling, and fiiiiiuuuuu (silbido)"

Ufffff, lo conseguí.

Llego a la parte de la frontera. de Ucrania. Aquí estaba muy feliz. 



Pero no me esperaba el desenlace.

Cuando llego a la zona del registro del coche, el amigo Sergey, a partir de ahora, el Ucraniano que no desea encontrarse conmigo en España, encuentra algo en el coche.

En el maletero está la caja de las medicinas que llevábamos a Mongolia, para donar a la fundación. Son unas cuantas cajas de Ibuprofeno, pastillas para la tensión, etc.

Pues va el tío, y me dice: Ohhhhhhhhhh.

Y yo le digo: ¿Cómorrrrrrr?

No me gustó un pelo ese ohhhhhh. El tío se va, y al rato aparecen otros tres. Empiezan a abrir las cajas de ibuprofeno. El que parecía el entendido, me dice:

- Narcotics!!!!!!!!!!!!!!

No sabía dónde meterme. Le explico en inglés, en Español, y en mímica lo que son esas pastillas, y que van pa los children de Mongolia.

Le importa un huevo lo que le digo. Me pongo un poco nervioso. El narcotraficante Javi Navarro. Es que no suena ni bien.

El Ucraniano que no desea encontrarse conmigo en España llama por teléfono a un tío, y me lo pasa. Es un tal Sergio, que sabe español. Me dice que le han contado que tengo un problema, y que si quiero pasar con la caja, que les dé 20 o 30 euros, y así me evito problemas.

Sabiendo esto, uno se siente más seguro, así que, cuando colgamos Sergio y yo, saco la caja de medicinas y se la doy a Sergey, y le digo que no la quiero. Él la mete otra vez dentro del coche, y me dice que diez euros. Bueno, ahí podemos hablar.

Yo le digo que diez dólares, y él acepta. Así que paso con caja de narcotics incluida la frontera.

Ni que decir tiene que, dos kilómetros más allá, tiré la caja entera en un maizal. Espero que zampen maíz ibuprofanado, y tengan dolor de cabeza toda la vida.

Llegar a Sume no resulta fácil. Son unos cincuenta kilómetros de pueblillos sin ni una sola farola.

Son las 12 de la noche, y casi atropello a dieciocho personas, viandantes y ciclistas.

Antes hablé de los zorros y las personas. Estoy seguro de que si los zorros tuvieran manos, se pondrían chalecos reflectantes. Éstos no.

Al final me uno a una autovía, pero entre el sueño, y la falta de iluminación, y de líneas visibles, no veo ná, así que paro a dormir en la primera gasolinera que veo, a unos 150 km de Kiev. Kyiv.

DÍA 8. UCRANIA.

En la gasolinera veo unos precios muy buenos, y compro unos limpias, un bidón de 20 litros de gasolina de estos militares, y unas pinzas para el coche, que tiene algún cruce de cables que fastidia la batería.

En cuanto me incorporo a la autovía, esto es otra cosa. Se ven las líneas, y se puede ir rápido:


Compro un mapa, porque no me fío un pelo de mí, y tiro hacia Polonia.

Cómo se nota la Eurocopa. Aunque después de Kyev se acaba la autovía, es una buena carretera, así que adelanto mucho.

El problema es que hay un par de ciudades que en mi mapa se escriben con O, y en la carretera con E.

Uno de ellos es Pibhe. En el mapa viene como Pobho, así que, imaginaos mi mosqueo según me voy acercando.

Éste es uno de esos momentos en los que crees que Dios baja a echarte un cable. 

Paro en una gasolinera, y más o menos me entero, aunque no mucho. Cuando me voy a ir, recuerdo que no voy al baño desde hace unos cuantos días, así que salgo del coche de nuevo, y voy al servicio a echar un pis de cinco minutos. :)

Cuando salgo, vuelvo a preguntar a un motero. Quería estar seguro de la ruta, y un motero de BMW es un buen guía seguro. 

Mientras hablo con él, se acerca uno, y dice que dónde está el español.

Es un ucraniano que habla español mejor que yo. Me dice que su hermana trabaja en un pueblo de Albacete, en alguna empresa que trabaja o envasa champiñones.

Le cuento dónde voy, y me dice que le siga, que él va a Pibhe (Rivne), y que me deja en la carretera de la frontera.

Se llama Andriy, y su compañero también, aunque éste no sabe español. 

Van en una furgoneta Opel, que bien podía ser una Peugeot, por lo bien que anda. Vamos hasta Pibhe, yo en cuarta todo el camino para poder seguirle.

Me adelanta este bólido:


Aunque no se aprecie en la foto, cuando este coche frena, su tercera luz de freno hace como la del coche fantástico. Necesito ponerle una así a mi coche.

Os dejo una foto con los Andreiys, y me voy a dormir.

Mañana os cuento la entrada a Polonia, y el resto del viaje.

Un abrazo, ahí van:




















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