domingo, 7 de agosto de 2011

7ª Crónica: Resaca del desierto y maratón hacia Astaná.



Martes, 2 de agosto de 2011

Hola de nuevo a todos:

Hoy me encuentro en Astaná, la capital de Kazajstán. Una ciudad que parece una capital importante en cualquier país occidental: Asfalto perfecto, muchos carriles en ambos sentidos, edificios de multinacionales, un montón de centros comerciales, todo tipo de locales de ocio...en definitiva, como si estuviéramos en Madrid, pero sin monumentos, ya que aquí es todo nuevo.

Ahora os voy a contar cómo he llegado hasta este “oasis”, a dos mil kilómetros de Aqtobe y unas treinta horas de coche.

Ayer lunes, tras descansar unas cinco horas en el hotel de Aqtobe, me dirigía al aparcamiento todo limpito y feliz por haber pasado sin problemas la parte más difícil de Kazajstán. Mi primera intención era revisar el motor y ponerme en marcha cuanto antes. La alegría duró poco en casa del pobre viajero: Al echar un vistazo a la baca del coche, vi cómo LOS CUATRO SOPORTES estaban destrozados. La baca no se había caído del coche porque uno de ellos estaba clavado (literalmente) a la chapa del techo del Peugeot. Estas eran las consecuencias del desierto y hubo que improvisar: Pregunté en el hotel por un mecánico y uno de los empleados me ayudó a bajar todo de la baca y me acompañó a un taller para hacer una “ñapa”.

Aquí veis el Peugeot sin nada en la baca:



Este es el estado de uno de los soportes de la baca, después de desmontarla en el taller y enderezarlo un poco:


Después de colocar un poco la chapa, le soldaron unos refuerzos de hierro. Aquí, me llamó la atención la política de prevención de riesgos laborales del taller: Los operarios van en chanclas, no se usan guantes y por supuesto nada de mascarilla para proteger los ojos del soldador. Será porque como tienen los ojos achinados es más difícil que les entre nada y con las pestañas les sobra:


El soldador, después de su trabajo se ha quedado tan ancho. Me ha ofrecido un cigarro y me ha pedido una foto. También, en este momento, he aprovechado para beber un poco de agua de una garrafa nueva y precintada que me dieron los militares ayer en el desierto. Al verme con el agua, me ha empezado a hacer gestos para que le dejase probar y lo ha hecho al estilo kazajo: Me ha chupado toda la boca de la botella. Solución: La botella de cinco litros de agua mineral de Kazajstán se la va a beber el de Kazajstán, porque a mí ya no me apetece. Allí se ha quedado. Una foto del soldador gorrón de agua:


 Después de las tareas de chapa y pintura, volví al hotel a cargarlo todo, y cuando ya estaba otra vez toda  mi ropa igual de sucia que el día antes, me dispuse a salir de Aqtobe. Esta ciudad también es bastante grande, y después de dar unas vueltas, pregunté a un chico que había en un semáforo y en seguida se subió al coche para que le llevara a su casa, que le cogía de camino, y de paso me ayudaba a salir. Era un tipo muy simpático y estaba encantado de montar en el Peugeot. No dejó de hablarme en ruso durante veinte minutos mientras yo sólo asentía con la cabeza y de vez en cuando le hablaba un poco en castellano. Yo no me enteré de nada, y supongo que él tampoco,  pero nos dimos conversación un rato. Aquí está una foto para el recuerdo, que supongo que le gustará ver cuando comprenda que la dirección que le apunté en un papel era la del blog. Él también escribió algo en mi mapa, pero de momento no sé lo que pone:


Al final, antes de bajarse del coche, telefoneó a alguien para explicarme el mejor camino hacia Astaná, e incluso me hizo gestos con la mano invitándome a su casa a comer antes de irme, pero le dije que no porque me quedaba mucho camino. En Kazajstán, excepto la policía, la gente es estupenda y se desviven con cualquiera que necesite ayuda, destacando también la sonrisa que tienen siempre en la boca, lo cual es muy agradable porque sientes el cariño y respeto que tienen hacia los demás.

Bueno, seguimos: Después de todo este ajetreo, eran casi las seis de la tarde, ya estaba empezando a anochecer y todavía no me había movido de allí, con todo lo que tenía por delante:



Después de conducir varias horas tuve que parar a echar gasolina al coche. Me encontré una gasolinera muy grande, con muchas cosas para comer, y decidí comprar alguna guarrería. Al llegar a las bebidas, vi un unas cajas de zumo de cereza fresquitas que se me metieron por los ojos. Había probado las cerezas, el aguardiente de cereza y el licor de cereza, pero nunca el zumo, y no me lo pensé dos veces: Me senté en el coche y me bebí casi la caja entera en veinte minutos. Estaba riquísimo, y daba gusto bebérselo bien frío...pero claro, todo tiene su parte negativa también: Alrededor de una hora después de la ingesta empecé a notar unos retortijones que me hicieron pensar en lo peor durante un buen rato. Tenía “la mosca detrás de la oreja” en cada bache que pisaba el Peugeot, y así durante un buen rato. La siguiente vez que tuve que parar a echar gasolina iba caminando con el culo bien apretado y muy despacito, como si estuviera andando por la luna, para que os hagáis una idea. Conclusión: el zumo de cereza está muy rico, pero con moderación porque es un peligroso laxante.

Al final, no llegó “la sangre al río”, y la presa aguantó la riada sin consecuencias dramáticas. Os dejo una foto del arma del delito:


...Y así y todo, a pesar de estos sustos que me llevo con las cosas exóticas que me meto en la boca, no termino de escarmentar, pues en otra de las gasolineras en que paré, al ir a pagar, reparé en el el tabaco está a menos de un euro la cajetilla y me he comprado un paquete de Camel muy chulo, en color marrón con el camello en relieve en color plata. La vendedora estaba empeñada en venderme el de color amarillo de toda la vida y me señalaba el paquete de Winston que llevaba en la mano, pero le he dicho que no, que el marrón, y al final me lo ha dado:


...pues bien. El paquete es muy bonito y exótico, pero el tabaco ES NEGRO. Otro chasco que me llevo por no hacerme caso de la gente de aquí. De todas formas, como son muy gorrones, supongo que lo gastaré con los que me vayan pidiendo, que aquí pasa mucho. De hecho, a la hora de escribir esta crónica ya he dado alguno, aunque ellos tampoco son tontos y saben cuál es el tabaco negro de su país. Este señor que os voy a enseñar en la próxima foto estaba haciendo auto-stop, le he montado y no ha querido negro ni a tiros. No me ha importado porque me ha dado una mermelada muy rica y una mantequilla de vaca artesanal que también estaba muy rica, pero la he tirado al bajarse porque se me iba a derretir, y con el aceite que ya se ha vertido de los quesos de Castilcerro ya tengo bastante pringue en el coche. Otro dato: Al partir la mantequilla me ha pedido la navaja que llevo en el coche, y después de la operación la ha quedado bien limpita con su lengua. “Otro tío guarro”, he pensado, pero este no se queda la navaja. Ya la he estado limpiando con jabón de manos  del hotel en el que me encuentro ahora. Una foto de mi fugaz compañero de viaje:



Esto último ha sido esta mañana, después de dormir en el arcén un rato. Un poco después he llegado a otra ciudad importante: Kostanae. Aquí, a la entrada, cómo no, me ha parado la policía. Como siempre, me han preguntado de dónde soy, de dónde vengo, a donde voy, y luego han dichos sus palabras mágicas: Dengue y souvenir. Dengue significa dinero, que ya le he explicado que no llevo, y souvenir significa que le he dado el último sombrero de Repuestos de la Serena que me quedaba. También me ha preguntado que dónde he dormido y le he dicho que al lado de la carretera. Me ha dicho que no con la cabeza, y me ha dicho señalándome con el índice: “Hotel”, y señalando al Peugeot: “Parking”, a la vez que me enseñaba su defensa: Un chaleco antibalas y un rifle de asalto AK-47 Kalashnikov. Cómo no, le he dicho que posara, y como ya tenía el souvenir ha sido más fácil:






... y después de esto, poco más que contaros: Otros trescientos o cuatrocientos kilómetros hasta Astaná, y ahora a descansar, que mañana voy a pasar la frontera por un atroche que he localizado en el mapa, que me ahorrará unos cuantos de kilómetros hasta Barnaul.

Un abrazo a todos, y espero que os guste esta crónica, enviada con cariño desde oriente.

Jose.

8 comentarios:

  1. Estás de cojones, josénúmeros, eso es Camel Essential o Natural, Camel sin aditivos, se supone, yo no me lo creo. Vamos, Camel rubio sin jarabes.
    Un abrazo y sigue contando.
    Danny Peich

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  2. Oye, deduzco q javi... ¿definitivamente no va?
    Vaya fastidio !!
    Esta experiencia en soledad, Jose, te va a hacer un hombre nuevo, jajajaj !!
    Abrazos !!

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  3. Josele!!! que te noto mu cambiao!!!! dices cosas bonitas y todo!!!"...destacando también la sonrisa que tienen siempre en la boca, lo cual es muy agradable porque sientes el cariño y respeto que tienen hacia los demás."
    Lo que más me gusta....tu camiseta de la última foto, jijiji :p
    Ainnnnnnsssssss!!!!
    Sigue contándonos cositas. Cuídate mucho. Besitos

    Vanesa

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  4. eres un puto crack, chaval
    vas a conseguir que el día de la llegada me tome una cerveza y me ponga una de los rolling esos, que dios confunda, en tu honor.
    Pablo

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  5. Hola Marqués,
    Deja de comer cosas raras k luego pasa lo k pasa...da 1º a probar a un guardia gorrón y observa lo k haga.
    si te quejas de las moscas..no quiero imaginar con las langostas, k risa nos hemos echado,sigue con las ventanas abiertas k a lo mejor te entran centollos:-)
    Un beso grande, padre.

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  6. Mae mia, Jose!!!! de ahi a Pekin express, q el premio sería tuyo sí o sí! jajajjaja Mucho ánimo!!! qué contigo no pueden ni los banditen, ni los gorrones, ni la gente chunga de por ahi!!!! besazos grandes

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  7. Q buena la crónica de nuevo!!! Te mereces ganar el rally... Un abrazo joselito y suerte!!! Cuantos días quedan???

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  8. Se me olvidaba... Soy cibo... Un abrazo

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