5ª Crónica: De turismo por Kiev.

Viernes, 29 de julio de 2011

Hola otra vez:

Hoy os escribo desde la segunda gasolinera en la que paro para dormir. Son las cuatro de la madrugada y ya es de día por estas latitudes. En la primera que he parado, cuando llevaba unos 45 minutos dormido, me ha convencido la policía para que me largue de allí. Después de unos cinco minutos de conversación con el señor agente hablando un perfecto ucraniano y yo respondiendo en perfecto castellano que no le entendía, que me dejara dormir, me ha dicho despacito y al oido tres palabras que me han convencido en el acto: “Danger, mafia, banditen”, que traducido viene a ser: “Como te duermas aquí te van a atracar”. No han hecho falta más explicaciones.

Como os dije en mi última crónica, ayer me tomaba el día libre, ya que no conducía e iba a aprovechar para conocer Kiev.

Antes de nada, os voy a enseñar el hotel donde me hospedo. Se llama Oberig. Su contraseña de wi-fi, por si alguien pasa por allí cerca es “oberighotel”. En la recepción te atienden en inglés (casi imposible por aquí) y tienen a una persona que se encarga de abrirte el aparcamiento y te ayuda con las maletas. Por lo menos cuando llegas. A mí me ayudó ayer pero esta mañana se ha hecho el tonto cuando he ido a despedirme cargado con bolsas y un macuto grande. A lo mejor es porque no le di propina, pero es que no sé cómo funciona eso en Ucrania. Unas fotos:

Y ahora mi habitación. A destacar:

Una ducha a dos metros y medio del suelo:

Un armario con una percha y un calzador XXL:

...Y el aire acondicionado:

Al hacer esta foto he caído en la cuenta de que las otra habitaciones de la fachada principal tienen aire acondicionado de verdad, y la mía no. Solución: El calzador XXL de va para España en mi macuto.

Y ahora al lío: Os voy a enseñar unas fotos que he hecho desde el taxi que me ha llevado al centro, y otras que he hecho después en un paseo que me he dado por dos calles:

El taxista (Alexander), que chapurrea el inglés, puesto que me dijo: “hundred” a la hora de pagar. Lo demás fue una conversación ruso-española en la que no nos enteramos ninguno de nada hasta la citada hora del pago.

Edificios llamativos y monumentos:

 

Otro monumento, jeje:

 

...y un par de fotos de las que le interesan a mi hermano y a pocos más:

…y después de este paseo por Kiev, me fui a un Mc Donalds y a dormir la siesta, que hoy tocaba rally. A la hora de la cena, un menú dedicado a toda la buena gente de Castilblanco: Queso de Honorio, jamón y salchichón del Covirán, y un vino de pitarra del amigo José Luis Bonilla. Una muestra de mi opípara cena:

Y ahora pasamos a hoy viernes. Me he pasado todo el día al volante y os lo resumo con unas fotos comentadas:

Puente sobre el río Dnieper, que atraviesa Kiev:

Otro equipo del Rally que he adelantado a las afueras de la ciudad. Observad que sólo tiene una rueda delante:

Un tipo con pinta de “danger-mafia-banditen” que iba montado en un coche antiguo grandísimo:

Ahora unas cuantas de locuras de las que os hablaba el otro día:

 

Una maqueta de un coche de policía que se veía desde lejos que era de mentira (me dio tiempo a sacar la cámara, encenderla y hacer la foto):

Dos “trabajadores” a la izquierda, y otra locura en la carretera:

Una autoestopista que recogí porque me daba lástima, allí sola entre tanto coche:

Al final me quería pagar, y accedió a enviar un saludo para España:

...Y después de unos cuantos de kilómetros, paré en un pueblo a comprar algo para comer. Al salir de la tienda había un montón de gente mirando el Peugeot C3, y hasta se habían presentado los policía municipales de la localidad para admirarlo (y envidia que sentirían, viendo su coche destartalado):

La dieta sigue siendo, báscamente, la misma: Chorizo, bacon y lomo adobado, pero esta vez acompañado con patatas fritas y refresco de melocotón, todo ello me lo pusieron “para llevar”:

Otro avión como el del otro día, pero con el morro al completo. Dedicada a David Rivero:

Este señor se montó en el Peugeot y me ayudó a salir de Kharkiv, la última ciudad grande antes de llegar a Rusia. Luego se fue a casa en metro. Se dedicaba a la creación de páginas web y me dijo que visitaía el blog con su hijo. Un abrazo y muchas gracias otra vez. No os puedo decir su nombre porque no me acuerdo, y la tarjeta que me dio está en ruso:

Antes de llegar a la frontera con Rusia, el viaje cumple los 5,000 Km. A 69 por hora:

Unos chicos rusos que conocí en la frontera, a los que no le sonaba el modelo de mi Peugeot. Me debieron ver apurado rellenando un cuestionario que estaba en ruso y fueron a pedirle al guardia uno en inglés.:

Y poco más que contar. En resumen, todo el día conduciendo y fotografiando a la buena gente que he conocido por el camino.

El martes/miércoles subiré más. Anoche era imposible y ahora ya me echan de la puerta del hotel.

Un abrazo. Me voy pa Astaná.

Javi: Prepárate cuando vengas. De Astaná a la frontera hay unos 1.000 Km.